El castillo de Vélez-Blanco es uno de los monumentos más emblemáticos de toda la provincia de Almería

Impasible al paso del tiempo, la silueta del castillo de Vélez-Blanco recorta majestuosa el horizonte. La fortaleza, elevada sobre un cerro, domina toda la localidad y el valle que tiene a sus pies convirtiéndose en uno de los monumentos más emblemáticos de toda la provincia de Almería.

Para conocer en profundidad este castillo, declarado monumento nacional en 1931, tenemos que hacer dos viajes:  uno al norte de la provincia de Almería, Vélez-Blanco, y el segundo hasta el corazón de la Gran Manzana, al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Panorámica del castillo de Vélez-Blanco. | Lázaro Martínez/QVEA
Panorámica del castillo de Vélez-Blanco. | Lázaro Martínez/QVEA

Cómo llegar al castillo de Vélez-Blanco

Para adentrarnos en las entrañas de esta fortaleza-palacio (mandada construir por don Pedro Fajardo Chacón, I Marqués de Los Vélez entre 1506 y 1515, con el fin de convertir la villa velezana en el centro administrativo de su gobierno) hemos de  desplazarnos hasta Vélez-Blanco, al norte de Almería.

El castillo no tiene pérdida, desde la A-92N impacta la imagen del recinto que se eleva erguido sobre el cerro del mismo nombre. Al llegar a la altura de Vélez-Rubio hay que desviarse por la A-317 hacia Vélez-Blanco, que dista 6 kilómetros, dejándonos la circunvalación del municipio a los pies del castillo.

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Otra de las opciones es adentrarse en el municipio y atravesar a pie toda la trama urbana, perdiéndose el visitante por sus calles. Esto permite conocer de primera mano el entramado de la Morería, así como diferentes elementos urbanos de interés como la fuente de los Cinco Caños o restos de la antigua muralla.

Este recorrido comienza en la calle Corredera para subir por Hospital y desde aquí cualquier trasversal conduce al viajero a los pies de la fortaleza por alguna de las tortuosas calles del barrio de la Morería. O bien cruzar el pueblo en coche y pasar por la calle Corredera para comenzar el ascenso a la izquierda por las empinadas calles Vicente Sánchez y Castillo que nos conducen a los pies de la fortaleza.

Inicio de la visita al castillo de Vélez-Blanco

Escudo de los Fajardo. | Lázaro Martínez
Escudo de los Fajardo. | Lázaro Martínez

La visita al conjunto monumental del castillo de Vélez-Blanco la iniciaremos por el perímetro exterior, partiendo del gran arco rebajado que abre al visitante a la magnífica vista de la localidad.

En nuestro caminar lo primero que encontramos es un lienzo de pared, restos de la primitiva alcazaba musulmana que contrasta con los robustos muros de sillería del castillo. En este recorrido el viajero se topa con la firmeza y solidez de las paredes del castillo a un lado, y al otro la belleza que observa al caminar como la primitiva iglesia de la Magdalena a los pies, el entramado arquitectónico de tejados y casas blancas de Vélez-Blanco y al amplio valle que se abre hasta el macizo de La Muela y la vista al fondo del castillo de Xiquena, en la vecina Lorca.

Los lienzos exteriores están decorados con los escudos de armas de Fajardo y de la Cueva correspondientes a D. Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez y a su segunda esposa Dª Mencía de la Cueva. Continuando con el paseo, aparecen diferentes elementos defensivos del edificio. En el extremo norte, la torre albarrana sobresale de la construcción para proteger la poterna o puerta auxiliar del castillo. Para volver por debajo del puente hasta la puerta que da acceso al primer recinto.

Interior del castillo de Vélez-Blanco

Entramos al castillo por el extremo sur, que da acceso al primer recinto, que corresponde a una construcción auxiliar. En este patio se encontraban las caballerizas, la casa de los pajes, cocinas y dependencias de los criados.

Una escalera nos conducirá a una pasarela de madera, a unos diez metros del suelo, que conecta la parte militar con la palaciega. La entrada principal de la fortaleza está blasonada por el escudo de don Pedro Fajardo, que da acceso a un vestíbulo, donde encontramos una sala expositiva en la que podemos observar varias maquetas del castillo además de diferentes paneles que dan a conocer la historia del edificio.

El Patio de Honor y su ‘viaje’ al Museo Metropolitano de Nueva York

El patio, desposeído de todo ornamento al ser vendido en 1904 a un anticuario francés, conserva diferentes elementos de la cornisa, así como una gárgola en una de sus esquinas, además del brocal del pozo que da acceso a un aljibe, de época nazarí, todos ellos originales.

La joya del palacio lo constituye el Patio de Honor de estilo renacentista, realizado por arquitectos italianos en mármol blanco de Macael. Al entrar, sorprenden las paredes vacías del recinto y la impresionante torre del homenaje de 33 metros de altura, donde se encuentra impreso el escudo de armas del primer marqués.

Será en 1913 cuando los mármoles del patio sean adquiridos por Florence Blumenthal, para la vivienda que estaba construyendo en la Quinta Avenida de Nueva York. A su muerte, la colección fue donada al Museo Metropolitano de Nueva York, instalándose definitivamente en 1945 en una de las salas principales del museo.

Patio del castillo de Vélez-Blanco en Nueva York. | Lázaro Martínez/QVEA
Patio del castillo de Vélez-Blanco en Nueva York. | Lázaro Martínez

Resto del castillo

En la segunda planta, a la que accedemos por la escalera contigua al patio, entramos en las salas nobles del alcázar, el salón del Triunfo y de la Mitología, donde estaban ubicados unos ricos frisos tallados en madera que hacían alusión al triunfo del César en las Galias y los trabajos de Hércules. Hoy se encuentran en el Museo de Artes decorativas de París.

La visita continúa por la galería mirador con seis arcos orientados hacia el pueblo desde donde se pueden ver una bonita panorámica de la villa y el valle.  El resto del castillo que da acceso a la torre del homenaje y a otras dependencias se encuentra cerrado en espera de diferentes actuaciones de consolidación.

Vistas del valle desde el mirador. | Lázaro Martínez
Vistas del valle desde el mirador. | Lázaro Martínez

Historia del castillo de Vélez-Blanco

La familia Fajardo se afincará en el municipio tras la permuta del puerto de Cartagena y la creación del marquesado de Los Vélez. Desde su construcción, el alcázar velezano ha estado sometido a diversos avatares históricos. Este castillo representa la fuerza y el lujo familiar de la nobleza frente al poder central de la corona.

Construido entre 1506 y 1515, mezcla elementos de estilo gótico con el renacentista. A finales del siglo XVI entró en decadencia, siendo sustituido como residencia marquesal por la corte madrileña. En la actualidad el castillo pertenece a la Junta de Andalucía, desde que lo compró a su dueño en 2005. El gobierno andaluz tiene un proyecto de recuperación del todo el edificio, en el que se incluye una reproducción del patio.

Horario del castillo de Vélez-Blanco

La visita al castillo es gratuita. Está abierto desde el 1 de abril al 30 de septiembre de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas. De 1 de octubre al 31 de marzo de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 horas y 16:00 a 18:00 horas. Cerrado: 1 y 6 de enero, 1 de mayo, 24, 25 y 31 de diciembre. Festivos nacionales, autonómicos y/o locales, consultar por teléfono o correo electrónico.

Continuar la visita por Vélez-Blanco

Junto al castillo de Vélez-Blanco también podemos visitar el aljibe árabe o la iglesia de la Magdalena. La visita por Vélez-Blanco puede continuar conociendo las diferentes fuentes que hay a lo largo de todo el municipio, además de la iglesia de Santiago, el Alporchón o el Centro de Interpretación del Parque Natural Sierra de María-Los Vélez.

Una vez finalizada la visita, podemos recuperar fuerzas en cualquiera de los muchos bares y restaurantes que llenan Vélez-Blanco. Junto al castillo está el Mesón Antonia. Y si hemos seguido por el pueblo, podemos hacer un alto en El Molino o El Palacil, especializados en carnes.

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